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Los estudiantes y el personal del CCSD59 estuvieron aprendiendo lecciones geniales durante los meses cálidos. El verano es un excelente momento para aprender.

John Harrington, director de la Escuela Presecundaria Grove y codirector del programa de verano, dijo que el enfoque este año fue no solo proporcionar apoyo académico, sino desarrollar el amor por el aprendizaje y la escuela en los estudiantes, al tiempo que se les ofrecía la mejor experiencia posible.

“Esperamos que aumentando su relación emocional con la escuela, aumentamos también sus oportunidades de aprendizaje”, dijo Harrington.

El currículo de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (conocido por las siglas en inglés STEM) continuó siendo un área de enfoque en el programa, así como la presentación del contenido en maneras divertidas y participativas que interesan a los estudiantes.

Por ejemplo, los estudiantes diseñaron puentes con palitos de paleta y luego hicieron pruebas para determinar cuánto peso podían soportar. Tim Prikkel, quien impartió clases en la Escuela Presecundaria Friendship, dijo que la clase escogió concentrarse en los aspectos de ingeniería de la construcción del puente. Los estudiantes establecieron la meta de encontrar maneras para hacer que los puentes fueran lo más fuertes posible, utilizando una mínima cantidad de materiales.

“A los estudiantes les encantó hacer las pruebas con los puentes para ver cuánto peso podían soportar y querían expandir los límites de sus puentes”, dijo Prikkel. “Como los estudiantes estaban muy interesados en cómo fortalecer sus puentes, pudimos incluir en nuestro trabajo muchos aspectos de matemáticas e ingeniería”.

Por su parte, los estudiantes de Juliette Low de primer y segundo grado, quienes crearon un jardín exterior para aprender acerca de los semilleros, también disfrutaron del currículo de STEM. Las maestras Krys Slattery y Denise Scimeca pensaron que sería divertido entusiasmar a los estudiantes con el aprendizaje sobre las plantas, desde su cultivo y cuidado hasta sus muchos usos en la vida diaria.

Además de aprender acerca del ciclo de vida y el valor de las plantas, también se cubrieron los aspectos económicos y nutritivos de cultivar alimentos. Incluso un pequeño problema–los patos que viven en el patio se comieron muchas de las plantas que sembraron los estudiantes–fue una extraordinaria oportunidad que las maestras utilizaron. Los estudiantes usaron la tecnología para hacer investigación, proponer ideas y diseñar maneras para proteger las plantas del daño que estaban ocasionando los patos. Ellos incluso aprendieron una lección de altruismo y se repartieron las plantas restantes, para que así todos los estudiantes tuvieran una planta que cuidar durante el resto del verano.

La maestra Anna Ostrogorska, quien enseñó primer y segundo grado en Robert Frost, dijo que establecer la conexión entre los que los estudiantes están aprendiendo y sus conocimientos y experiencias también ayuda a mantenerlos verdaderamente involucrados. Ella dijo que cuando conversaron acerca de las partes de las plantas que come la gente, “los estudiantes dijeron que no se comerían las raíces de las plantas y luego se sorprendieron al aprender qué son las zanahorias. Es una buena conexión entre lo que saben y lo que están aprendiendo”.

El programa de verano también tuvo un enfoque vigorizante hacia el componente de lectoescritura del currículo. La meta era continuar alentando el amor por la lectura y escritura que los maestros habían estado promoviendo fuertemente durante el año escolar anterior.

Los maestros crearon grupos de lectura relacionados con los intereses de los estudiantes y permitieron que los estudiantes escogieran cómo demostrar lo que aprendieron. Este año se comenzó un bloque de estudio “por elección”, lo que permitió a los estudiantes a escoger qué querían estudiar de entre varias opciones. Estas clases fueron diseñadas por maestros a base de sus temas favoritos. Ya que estas clases fueron muy exitosas, la meta era ofrecer más opciones y lugares para estos cursos el próximo verano.

La maestra Pam Schakowsky enseñó lectoescritura en la escuela de verano de Robert Frost. Primero, ella seleccionó libros de gran interés para enseñar a los estudiantes acerca de los géneros, las características de los personajes y el desarrollo de la trama. Luego, se formaron clubes de lectura una vez los estudiantes entendieron la información básica. Los grupos recibieron preguntas de discusión de la maestra, compartieron sus pensamientos y opiniones con sus compañeros, y presentaron sus opiniones de diferentes maneras creativas. Ella escogió cuidadosamente libros adicionales basándose en las selecciones anteriores de los estudiantes y cómo los estudiantes reaccionaron a los libros iniciales. Ella ajustó las selecciones a los gustos particulares de los estudiantes. Esta estrategia pareció funcionar, según dijo Giselle, una de las estudiantes de la clase: “Mi mamá acostumbraba a leerme, pero ahora lo hago yo porque me gusta”.

“Lo que fue una gran sorpresa positiva para mí fue cuán entusiasmados están los estudiantes con los libros”, dijo Schakowsky. “Lo que hemos hecho durante el año escolar ha tenido buenos resultados. Los estudiantes están muy entusiasmados y conscientes de muchos libros. El entusiasmo por compartir los libros ya está ahí”.

Para ayudar a los estudiantes a desarrollar su pasión por los libros, la maestra Nicola Avena, de Rupley, se comunicó con Tammy Wulf, quien sirve de enlace entre las escuelas y la Biblioteca Pública de Elk Grove. La relación resultó en la participación de los estudiantes de verano de Rupley en el programa anual de lectura verano de la Biblioteca Pública de Elk Grove.

Avena y el personal de la biblioteca también trabajaron juntos para organizar una visita a la biblioteca para mostrarles a los estudiantes de dónde venían todos los libros. Muchos de sus estudiantes de verano nunca habían visitado una biblioteca fuera de la escuela, por lo que tuvieron su primera oportunidad gracias a la colaboración entre Avena y el personal de la biblioteca.

Aun en las clases que no son específicamente de lectoescritura, el simple disfrute de la lectura y la escritura ayuda a desarrollar el aprendizaje.  “A los estudiantes les gusta leer, y necesitan una oportunidad para desarrollar esa apreciación”, dijo el Dr. Félix Medina, quien enseñó las clases de lenguaje dual en Robert Frost este verano. “Ellos pudieron apreciar la belleza de la lectura y la magia de la escritura”.

Medina dijo que incorporar todos los aspectos de la lectoescritura a su enseñanza de verano es sumamente importante no solo para el desarrollo de las habilidad de lectura y escritura, sino también para el desarrollo social y emocional y para mejorar en los estudiantes la confianza en sí mismos. “Todo está interconectado, y yo lo veo claramente aquí”, dijo Medina. “La escuela de verano está combinando los aspectos sociales y académicos del aprendizaje en cuatro horas de instrucción. Es por eso que tenemos estudiantes motivados que están listos para seguir adelante y encarar el reto que encontrarán en el próximo grado”.

Prikkel concuerda en que la motivación que sienten los estudiantes y maestros para trabajar juntos en el proceso educativo redunda en excelentes resultados.

“Luego de trabajar en el programa de veranos durante los últimos seis años, creo que el programa de este año ha sido un éxito rotundo en términos de la participación e interés de los estudiantes”, dijo. “Este año, los estudiantes estaban animados y excitados con el aprendizaje, y estableciendo conexiones profundas con el currículo”.